El descubrimiento de tumbas egipcias y su maravilloso contenido ha inspirado esta serie de mandalas que reflejan el gusto y modo de representación de esta antigua civilización.

Los mandalas estuvieron presente en la vida de los egipcios en diversos objetos de uso cotidiano y ritual, sin embargo, es  bajo el mandato de Akenaton, donde se expresa mayor grandiosidad y belleza.  Se abandonó toda forma de representación humana de la divinidad,  y se representó al astro rey, el Sol, como un gran Mandala.   Los rayos, luz y calor son los dones que se reparten para la prosperidad, por lo tanto son objeto de culto y veneración.

Los mandalas de esta serie reflejan formas orgánicas, geométricas y sobre todo llenas de color en armonía, invitando al espectador a la reflexión y contemplación.